El sábado había expectación en los alrededores de San Francisco cuando
sonaban las 9 campanadas.
Al fin de la misa de 8 y media, sobre las 9 y cuarto estaba prevista una
cita nueva e histórica en nuestra hermandad. Estaba programado que se celebraran
los primeros diálogos con la Virgen de los Desamparados.
La persona propuesta y designada no era otro que Javier Iglesias Calvo,
hermano cargador y antiguo vice hermano mayor de la corporación. Sabido es de
calidad humana y comunicativa y, era fácil presagiar un momento que no dejaría
indiferente.
Como siempre puso el corazón, además de arte y buen gusto. Sobrecogió a los
presentes y especial a los que más lo conocemos, desnudando su alma ante Nuestra
Señora y los presentes. El resultado del acto marca, a mi juicio, uno de los
momentos más importantes y auténticos en la historia de la hermandad.
"Necesitaba
verte antes de llegar hoy hasta ti tan solo con palabras vacías.
Aceleradamente
salí de mi casa para observarte en ese azulejo en el que, tu antigua belleza,
quedo reflejada, y que, al entrar y salir cada día, percibo con la inconsciente
frialdad de su piedra, y solo eso encontraba, un azulejo… ¿dónde estás Señora?
¡Tengo que verte!
Sin
tiempo que perder, abandoné aquel barrio en el que eres Santa y te conocen por
Dolores, y San Francisco arriba se me hizo un mundo eterno de ruido por no saber
que contarte, por no saber cómo mirarte, por ni siquiera
encontrarte…
Caminaba
a prisa e inquieto, pensando en tantas veces que te nombré, tantas veces que te
recité un AVE MARIA que ahora encontraba sin sentido, tantas veces que, bajo tu
figura, caminé prestando mi hombro a la madera de tus andas. Y me repetía
perturbado ¿dónde estás Señora?..."
"...mi
mente se fue trasladando melancólica hacia sus rutinas y preocupaciones.
Aquellas que, durante las últimas semanas, casi no me habían permitido sosegar
el alma ni apaciguar mi corazón, ese lugar en el que, algunas de las angustias
de este oscuro mes de abril, habían dejado cicatrices al compartir el
sufrimiento ajeno y enmascarar el propio.
Fue
entonces, solo entonces, cuando un inmenso fuego se apoderó de mis entrañas,
apareciendo tu rostro doloroso por todas partes como fogonazos de
pasión..."
"Y
más que nunca mis ojos te adivinaron, y más que nunca descubrí porqué eres Madre
de los Desamparados. Y entendí que no te dolió la gubia que talló con belleza tu
rostro, ni el perno que atravesó tu cabeza para colocarte una corona, ni el
puñal de tu pecho, ni los alfileres de tus encajes, ni te hieren las espinas de
la rosa que recoge tu mano…
Que
lo que de verdad te duele es el sufrimiento de tus hijos, de los que cada tarde
acuden a derramar sus penas en tu manto, de los que secan sus lágrimas en tu
pañuelo, de los que te confían sus fracasos, sus miedos, y que, si todo ello es
camino hacia ti, con dignidad soportas elevarte a los altares como
Reina.
Ahí
estás, María. En la mirada de quienes te buscan, en el abrazo del que acoge, en
el dolor del que sufre…
Ahí
estas, Señora, siempre atenta, siempre dispuesta, tan sencilla y tan humilde,
incapaz yo de reconocerte en las cicatrices de mi corazón, en las que tan
callada habitas."
"Por
eso, cuando llega la Pascua, cuando llegan las flores en tu mes de mayo, te
muestran al mundo radiante, como luz en la tiniebla, como esperanza en la
aflicción, como vida en la muerte, como Resurrección."
Increíble Javi, nos llenastes a todos de lagrimas y emociones. Sabia personalmente que tu dialogo con nuestra madre no nos iba a dejar indiferente pero sobrepasastes todas las expectativas y quedara para el recuerdo este primer dialogo organizado por nuestra hermandad.
ResponderEliminarEn lo personal gracias y en lo general también muchas gracias por haber seguido dando muestras de tu entrega hacia tu hermandad y hacia tus hermanos.
Insisto de nuevo increíble y enhorabuena a la junta por este nuevo acto el cual recomiendo a todos los hermanos que no se lo pierdan en próximos años.
Pedro Pablo Reynoso Ramos
El listón ha quedado tan alto que a ver quien es el que se enfrenta a este toro próximamente.
ResponderEliminarNo hay casualidades en la vida, como bien dices en ocasiones. Aunque parezca una bobada, dormí agradeciendo que la varicela me hiciera oír lo que oí
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ResponderEliminarEsperaba con ilusión de niño las palabras de mi hermano pequeño. Estaba seguro que de su corazón solo podía brotar la verdad que habita en los adentros. Sabía que no sería una oración poética o pregón al uso. Y no me equivoqué.
ResponderEliminarFueron las tuyas, querido Javi, palabras llenas de fuego; vivencias de fe desgranadas ante el rostro de la Madre de los Desamparados; preguntas lacerantes que nos asaltan en el día a día respondidas mirando cara a cara al rostro de la gente que va haciendo el camino contigo. La gente anónima y también aquellos que son nuestra familia, nuestro suelo, nuestra raíz. Nos tuviste presentes a todos y todos nos sentimos implicados hasta las lágrimas. Supiste narrar la verdad dolorosa de la vida, y gritar más fuerte aún la esperanza de la Resurrección, a la que nos invita María, la Virgen de los Desamparados.
¿Sabes? Al salir a la plaza y ver los rostros de algunos de los que nos reunimos aquella bendita tarde en el cenáculo de San Francisco me quedaba admirado. ¿Qué tendrá María, qué tendrá esta mujer que es capaz de hacernos expresar lo más auténtico y verdadero que llevamos dentro, que es capaz de convocar y tocar la fibra más honda de quienes están quizá distantes de la fe? Una vez más, como en Caná, aquella tarde de mayo, en San Francisco, la presencia de María y las palabras de uno de sus hijos, querido Javi, manifestaron la gloria de Dios e hicieron crecer la fe de los discípulos en ÉL.
En verdad, nuestra querida hermandad, puede sentirse alegre y satisfecha tras este fin de semana. ¡Enhorabuena a los que tuvisteis la idea y a ti querido hermano, por tan gran regalo de Pascua!