El palio creado para la ocasión estrenaba el encendido de su candelería, con el mimo habitual con hace nuestra mayordomía las cosas. La catedral sin turistas, sólo hermanos del Caído que iban poco a poco acudiendo, rompiendo el silencio de la Seo entre murmullos de admiración. La Virgen tan bonita como nunca, se encontraba en el lugar que sólo las más grandes advocaciones de la ciudad han habitado.
Todos allí reunidos para verla y oír a dos hermanos dialogar con Ella en voz alta. Dos hermanos de quitarse el sombrero, hermanos de fe y, además, con dedicación y responsabilidades diversas en su trayectoria. En la actualidad, cabezas visibles de un importante colectivo de la hermandad que, como Ella, también cumplían 50 años.
Suenan las 9 en el campanario y, tras ser presentados por el Hermano Mayor, comienzan a disertar Jose Asencio y Boli. Serenos, ilusionados y con el corazón de par en par, entre familia, hermanos y compañeros de cuadrilla...
Gracias por acercarnos a Ella, por acercarnos a vosotros.
Recordemos un poquito de esa mágica noche....
"Ha pasado la Semana Santa. Y vuelvo a estar ante ti. No estoy aquí como cofrade, quizás porque no sepa bien en qué me encasilla ese concepto. Simplemente estoy aquí como persona. Como cristiano. Como tu hijo."
"Decía un amigo en un pregón que no existe la volumetría que mide la Fe. Y así es. Yo no sé medir la Fe que te tengo, pero sí conozco lo que siento al verte, al saber que te tengo".
"Aunque tampoco sé si te tengo o Tú me tienes a mí. Lo que sí sé, es que de los dos, yo soy el que tiene la suerte. Porque cada vez que te busco, te encuentro. Igual que una ola siempre termina encontrando una orilla donde descansar, yo siempre te encuentro cuando te busco".
" Sabes que cuando más cerca estoy de ti es el Martes Santo. Ahí te tengo al alcance de la mano. En la Iglesia, debajo o cuando voy delante del paso. Pues sin embargo, es cuando más lejos estoy de ti. La angustia de que todo vaya bien, de que Cádiz te vea como la mejor Madre del mundo, me ahoga. No me deja mirarte a los ojos. No me deja hablar contigo".
"Te veo, pero no te veo".
"Te tengo, pero no te tengo".
"Sin embargo Madre, cuanto más lejos te tengo, es cuando más cerca te siento. Es cuando no te veo, cuando más me acuerdo de ti".
"Una vez escuché a alguien decir de esos locos que nos metemos debajo de los pasos, que andaba por nuestros pies el Cristo y María. Y que andar sin ellos sería, ir de gracia desprovisto".
"Pero no puedo más que acordarme de otros que nunca sentirán lo que es ser tus pies. Como por ejemplo esos que gozan de la magia de tenerte cerca para vestirte, para colocarte en tu paso o para ponerte un centro de flores que realce aún más tu presencia en la Iglesia".
"Porque todo hijo, cuando se presenta un grupo de amigos ante su madre, piensa: ¿Qué dirán de la mía? Por eso, no te tomes como una idolatría cofradiera querer tenerte bien vestida, la más guapa y pasearte como mereces. Tómalo como amor de hijos. Madre, tómatelo así, porque así es".
"No todos saben quiénes son esos que están alrededor tuyo. Muchos son los que creen que solo nos acordamos de mamá un día al año. Ya sabes Madre que eso de juzgar siempre ha sido muy de los cristianos, y que ese defecto se acentúa aún más entre los cofrades. Pero sabemos sobrellevarlo, porque como te decía antes, lo que queremos es ser tu mejor instrumento para llegar a quien lo necesita".
"Igual que antes te decía que no soy capaz de medir la volumetría de la Fe, tampoco soy capaz de medir las sensaciones contra el esfuerzo. Pero sí sé una cosa, Madre: ¡Qué feliz me siento cuando estoy debajo Tuya!"
No hay comentarios:
Publicar un comentario