Suena Virgen de los Negritos

Golpe de aro de la banda. Suena Virgen de los Negritos y me estremezco.

Como buena Madre, sufre contigo, comparte tus malos momentos consolandote, entiende tus sueños y tus ilusiones insuflandote paciencia y es la que más se alegra cuando se alcanzan. Yo he vivido todo eso con mi Madre en la tierra y lo sigo viviendo y disfrutando como un tesoro de valor incalculable.
Pero, por mi fe, he tenido la suerte de vivir todo por partida doble al haber tenido una segunda Madre en el Cielo, esa que puedo ver reflejada en un rincón de la capilla del parque o en San Francisco o en las cientos de fotos que le he hecho desde hace años.

Ella también ha estado conmigo cuando la desgracia se cernía sobre la persona que más quería y su mano intercesora me la devolvió. Aún asustado fui tras de Ella un Martes Santo y sentí como me tranquilizaba y me ayudaba a superar el trago, sentí como Su mano me ayudaba a caminar.
Como me siguió ayudando a seguir en ese largo sendero hacia la ilusión más maravillosa, hacia la que parece que nunca se ve cuándo se alcanzará de una vez. Durante un Martes Sano tras otro me llenaba de energia para que no cejara en mi empeño. Y como las madres siempre tienen razón, la ilusión se volvió realidad y ese camino, emprendido 4 años antes, tuvo un final feliz.

Otro Martes Santo. Esta vez me tocaba presidir el cortejo justo delante de Ella. Fondo en San Agustín. Miro hacia un lado y alli estaban juntos, sonriendo y mirándome aquellos que me dieron la vida, aquella que la iluminó hace ya 15 años y dos bombones que endulzaron y dieron sentido a nuestra existencia. Detrás estaba Ella, mi madre del Cielo, sonriendo y siendo testigo de mi felicidad.
El capataz mandó levantar y me sentí en el Cielo con Ella detrás de mi antifaz. Le di gracias por mis tesoros en la Tierra, nada le podia pedir.
La banda empezó a tocar. Sonaba, como no, Virgen de los Negritos.

(Arturo Schmidt  - Vicehermano Mayor)